Joaquín sorolla bastida plasmó en su obra la luz como nunca antes lo había hecho otro artista nacido en valencia, convirtiendose en el mejor pintor valenciano o por lo menos el más famoso.
En 1863 se educó con sus tíos maternos que los acogieron a él ya su hermana al haber quedado huérfanos. De su tío aprendió el oficio de cerrajero, pero matriculado al mismo tiempo en la escuela de bellas artes de san carlos pronto despuntó con su dominio del dibujo y la pintura.
Con 19 años visita el prado y queda prendado de velázquez. El joven artista se dedica con fruición a copiar sus cuadros y su naturalismo del reflejo de la vida cotidiana.
En 1888 se casa en valencia con clotilde garcía y juntos vuelven a italia donde vivirán un año en la localidad de asís.
De vuelta a españa, se traslada definitivamente a madrid e inicia su carrera pictórica con cuadros de temática social que obtienen un gran éxito. Tras su segundo viaje a parís en 1894 empieza a pintar al aire libre y muestra su dominio de la luz aplicado a escenas cotidianas de pesca y de la vida marinera. Es su etapa de consolidación como pintor y durante estos años han nacido ya sus tres hijos maría clotilde, joaquín y elena.
En 1900 gana el gran prix en la exposición universal de parís . Es su consagración como artista y el momento del salto a las galerías y museos de europa y luego de américa. Éxito que iría en aumento a lo largo de su vida cuando se convierte en uno de los más buscados retratistas de la época. Actividad que le reporta grandes beneficios.
Plasman sus telas la alta sociedad los intelectuales políticos y artistas del cambio de siglo como la familia real española, blasco ibáñez o william howard taft (presidente de eeuu) en 1911.
Tras sus exitosos viajes a eeuu recibe el encargo de pintar los cuadros para la biblioteca de la hispanic society of america de nueva york’ 14 murales que forman una obra de tres metros y medio de alto por 70 metros de largo conocidos como visión de españa’ a los que dedicó seis años de trabajo, más de 9000 dibujos y 4000 obras al óleo son testimonio de la vitalidad del artista y su total dedicación a la búsqueda de la belleza.
Su obra está presente en múltiples colecciones particulares y sobre todo en su museo sorolla de madrid.
En 1920 mientras se está pintando en el jardín de su casa el retrato de mabel rick de pérez de ayala el artista sufre un derrame cerebral que le causa una hemiplejía y lo aparta de la pintura. Fallece en su casa de cercedilla en 1923 su esposa clotilde garcía del castillo cederá en su testamento la propiedad del domicilio madrileño y su contenido al estado español para honrar la memoria de su marido con la creación de un museo objetivo que se lleva a cabo en 1931.
El museo sorolla está en la casa donde el pintor y su familia vivieron en madrid en las primeras décadas del siglo. joaquín sorolla el pintor de la luz hizo de ella no sólo un hogar sino también un espacio de trabajo donde la luz es una más de la familia. Aquí él solo encuentra con facilidad ventanas y puertas para acceder luz perecedera que viene buscando el pintor para iluminar sus telas y hacerse inmortal y fue su mujer clotilde quien en 1925 dos años después de la muerte de joaquín donó al estado español la casa con pinturas, mobiliario y enseres para que siga alumbrando siempre a los visitantes y la luz es la vida por lo tanto cuanta más luz en las pinturas, más vida más verdad y más belleza.
Si las grandes obras deslumbran por su concepto de realización, los pequeños detalles nos encantan con su magia de otra época su poder evocador también nos cautiva en los jardines igualmente diseñados por sorolla y los estanques cuyos reflejos parecen trasladarse una vez más a los óleos. Aquí el gusto de joaquín sorolla parece obstinado en capturar todavía la fugacidad de la luz y la vida en su paleta y pinceles de piedra con su mirada de artista irrepetible.
En este palacete madrileño que fue hogar y taller del artista se conserva la colección más personal e íntima de sorolla su inmensa colección de dibujos, la maestría de su mano queda reflejada en el lápiz, el carboncillo, el clarion o la tinta sobre papel de lo que saldrían luego sus lienzos más reconocidos.
En sus bosquejos y apuntes hallamos ese sol vertical los reflejos sobre el agua y los cuerpos mojados, el viento en las velas, los movimientos del mar pero por encima de todo sus gentes.